Respirar en tiempos de Covid
Veo estos días en la redes sociales personas quejándose por su confinamiento horrible, en el que se ven obligados a cocinar, a ver pelis y series, a estar con sus hijos/familias 24 horas….., vamos, todo un horror. Alguien con bastantes seguidores hablaba hoy de que «esto era el infierno, y nos lo queríamos perder» al referirse a estar en casa con sus hijas y con su marido. Cuando veo esto, no puedo evitar pensar lo injusto de la situación, porque muchos de los que estamos a primera fila frente a este virus no podemos permitirnos ver a nuestros hijos y parejas por miedo a llevarnos a casa el virus puesto en los pulmones desde el trabajo, y sin saber cuándo podremos volver a verlos. Y luego, a diario, ver el sufrimiento, la soledad, la desesperación y la tristeza de los pacientes aislados con el miedo taladrándoles el alma, el MIEDO, con mayúsculas, de tener una enfermedad desconocida que está borrando las caras de muchos, y ver el mismo sufrimiento, la misma soledad, la misma desesperación y tristeza en los compañeros que ponen toda su energía vital en seguir respirando, en seguir a pesar del miedo al contagio, por ellos y por sus familias, y aún así sin perder la sonrisa para reconfortar a los que atienden. El miedo en la voz de todos esos familiares angustiados de pacientes ingresados a los que llamamos para darles noticias, que algunas veces no son buenas, y pese a ello en muchas ocasiones te responden con un gracias ahogado en el llanto de un alma rota. Eso sí que es el verdadero infierno. Así que señoras y señores, disfruten todos ustedes, mientras puedan, de su averno particular en los sillones de sus casas.